miércoles, diciembre 21, 2005

calma poeta,

no desmayes demasiado en tu afán
olvídate de la piedra
olvídate de la plaza y
los niños descalzos de tu tierra

no te consumas en la necedad de la palabra
ponte ropa nueva y lentes oscuros
vete al centro comercial
cree lo que veas

domingo, diciembre 18, 2005

Jardín


la tierra es árida, y mis manos inquietas

sábado, diciembre 17, 2005

Ruinas



En este paraíso la tierra pare sus frutos como si no se tratara de un milagro. Los hombres ya no danzan en agradecimiento a la naturaleza; con los siglos sólo han aprendido a devorar cuanto encuentran, como los lobos pero sin la nobleza de su hambre.

Hubo un tiempo en que la desnudez era hermosa, por natural, y aquellos afortunados lo sabían bajo la sobriedad de sus túnicas. Las doncellas celebraban con flores y aceites, con frenesí y misterio, y el pueblo las seguía.

Los cántaros de bronce estaban siempre llenos de agua clara.

Ahora, ennoblecido por las grietas, el mármol pierde su brillo bajo la luna.

Ha muerto la diosa.